¡Nos mudamos! ¿Que opinará mi perro?

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Un cambio de domicilio suele ser un momento de nuevos proyectos, emociones, alegrías… pero también lleva implícito nervios, estrés, tensión… Por muy buenos actores que seamos y por muy concienzudamente que intentemos mantener nuestras rutinas del día a día con nuestro perro, el peludo enseguida percibirá que algo está pasando.

Por eso, es conveniente que podamos parar un poquito a pensar también cómo puede afectar nuestra decisión de cambiarnos de casa para nuestro perrete.

Cambiando de casa

Olores nuevos, espacios nuevos, objetos nuevos, muebles y sillas puestos en una posición diferente, ventanas donde antes no había… Una nueva casa puede ser un lugar fascinante para nuestro mejor amigo, o un sitio aterrador donde tener que explorar y familiarizarse con cada nueva cosa que se encuentre.

Comenzando con buen pie

Por eso es recomendable que cuando el perro llegue por primera vez a la que será su nueva casa, tenga la posibilidad de investigarla de la manera más tranquila posible. Entrar con mal pie en el que será su nuevo espacio de vida, con nervios, enfados, castigos o regañinas, pero también con sustos o incluso con la obligación de pasar dentro si no está preparado para hacerlo, es una mala idea.

Permítele entrar en todas las habitaciones y asegúrate de poner sus juguetes estratégicamente en los lugares que tienes pensado para que esté habitualmente. Por el contrario, organiza las estancias que permanecerán cerradas o inaccesibles para el perro para que sean los sitios más aburridos y poco estimulantes del mundo.

Evita ruidos raros o fuertes en este momento de exploración, y recuerda no perseguirle a cada rincón como si fueras un policía. Lee el párrafo anterior… ¡no habrá nada a su alcance que tú no quieras que coja!

Escogiendo su lugar de descanso

Muchos perros están acostumbrados a dormir allá donde le dejamos su camita o colchón, pero muchos otros necesitan un lugar en el que sentirse cómodos para poder descansar: el sitio más fresquito, el más calentito, aquel dónde hay menos ruido o donde más cerca se encuentre de la presencia de sus compañeros humanos. Cada uno tendrá sus prioridades, y será maravilloso dejarles elegir, dentro de nuestras posibilidades, para llevar una convivencia respetuosa.

Visitando la futura nueva casa

Para que nuestro amigo peludo se vaya familiarizando con su nuevo hogar, es conveniente dejarle visitar el domicilio antes de que deba instalarse definitivamente.

Esto no siempre es posible, pero probablemente resulte más sencillo poder visitar el portal o la urbanización para que vaya reconociendo esos ruidos y olores poco a poco.

Perro tumbado en una cama

Cambiando de entorno

No olvides que al cambiar de casa también estás cambiando el lugar donde salir a pasear con tu perro diariamente.

Personas, carteles y escaparates, ruidos y por supuesto perros y olores serán probablemente muy diferentes a los ya conocidos. Incluso algunas normas pueden cambiar, como el hecho de tener o no que llevar al perro atado o lugares específicos para que haga sus necesidades.

Visitando los alrededores

Tómate tu tiempo para investigar por tu cuenta los lugares más propicios para poder sacar a tu perro.

Sería estupendo que dieras una primera vuelta de reconocimiento tú solo para poder hacerte una idea de cuáles son los lugares que podrían ponerle nervioso, dónde poder hacer un descanso del paseo, e incluso donde poder soltarle.

Esto le ayudará a no sentirse un extraño por completo una vez hagas el cambio de casa. Los cambios habrán sido paulatinos y su nivel de expectación será mucho menor puesto que ya sabrá qué puede esperar cuando de un paseo por la calle.

Visitando lugares clave

El veterinario, la peluquería canina, o la tienda de mascotas donde puedas entrar con tu peludo, serán también lugares estupendos para poder presentarle antes de que su vida de un giro tan importante.

Recuerda que un cambio en las rutinas de tu perro pueden hacerle sentir inseguro, y un cambio de casa puede resultar un duro trance para él. Ladridos, gruñidos, cambios de comportamiento o nerviosismo continuo, así como falta de apetito, micción excesiva, marcaje o acritud apática, pueden estar relacionados con una mudanza, y si no tenemos cuidado, pueden convertirse en comportamientos habituales que no deseamos tener.

Por eso es importante que estés pendiente de los detalles y que pidas ayuda profesional si crees que puedes tener dificultades a las hora de manejarlo.

¿Te has cambiado de casa últimamente?¿Cuál ha sido la actitud de tu pero en todo ese proceso?

Sobre la autora


Miriam Sainz

Técnica y Experta en Intervenciones Asistidas con Animales, Educadora Canina especialista en conducta y entrenadora multiespecie. Integradora Social. CEO de Sentido Animal.

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